El alcalde Iván Arias ha asegurado que su administración se ha basado en la justicia y la transparencia, responsabilizando a su antecesor, Luis Revilla, por los problemas de corrupción. No obstante, sectores opositores han manifestado fuertes críticas, acusando su gestión de ser autoritaria, ineficiente y carente de ética.
José Luis Bedregal, portavoz de Sol.bo, el partido de Revilla, sostiene que Arias pretende encubrir su “desastroso mandato” y desmantelar el progreso urbanístico y social construido en las últimas dos décadas, además de no haber impulsado obras de prevención.
Respecto a los proyectos heredados de la administración anterior, Bedregal destacó iniciativas como Las Cebras y el bus PumaKatari, que han sido reconocidas a nivel internacional y replicadas en otras ciudades.
También criticó el caos en el tráfico vehicular y el comercio informal, calificando la situación como descontrolada. Para él, estos problemas evidencian ineficiencia y falta de planificación, y no deberían justificarse culpando a la gestión pasada.
Lamentó que Arias participara en un evento político en el que, según sus declaraciones, se obligó a funcionarios y organizaciones sociales a asistir.
Además, el vocero denunció la falta de medidas concretas contra la corrupción, mencionando la existencia de una red de extorsión en la oficina de recaudaciones, sin que hasta ahora se haya identificado a los responsables. También señaló irregularidades en la regularización de construcciones fuera de norma, como el caso del proyecto Las Loritas, en el que estaría involucrada la gestión de Arias sin que se haya tomado ninguna acción.
Por su parte, el concejal Pierre Chain aseguró que la corrupción es evidente en cada aspecto de la gestión de Arias, desde su imagen pública hasta el uso de recursos municipales para eventos políticos. “Es la corrupción en persona, y cuando habla, nadie sabe si está en sus cabales”, declaró.
Chain acusó al alcalde de tener un doble discurso al criticar a Revilla sin reconocer que gran parte del personal actual proviene de la administración anterior, incluidos los concejales Óscar Sogliano y Jorge Dulon.
Señaló que la supuesta transparencia del alcalde es cuestionable, ya que cualquier funcionario que denuncia irregularidades es despedido o procesado. Citó el caso de la oficina de Catastro, donde Arias denunció un desfalco millonario, pero luego desaparecieron computadoras clave en la investigación. También mencionó la pérdida de asfalto, un tema que nunca se esclareció ni llegó a instancias judiciales.
Según Chain, en cuatro años de gestión, Arias no ha realizado auditorías ni presentado denuncias contra Revilla, lo que refuerza la idea de un doble discurso. Además, recordó que la ley obliga al alcalde a rendir cuentas anualmente ante el Concejo, pero en todo su mandato solo lo hizo una vez, cuando solicitó un crédito de 1.800 millones de bolivianos.
Advirtió que, al dejar el cargo, Arias dejará deudas millonarias que afectarán los ingresos municipales hasta 2030, sin que hasta ahora se haya explicado en qué se invirtió ese dinero.
También criticó el incumplimiento de fallos constitucionales relacionados con la Ley de Fiscalización y la Ley de Concesiones. En lugar de respetar estas normas, Arias habría adjudicado contratos por sumas millonarias, como la compra de focos LED por casi 400 millones de bolivianos y la concesión del servicio de recolección de basura.
Finalmente, mencionó que una ley para frenar la ocupación ilegal de tierras en la zona sur fue archivada sin ser aplicada. A su criterio, si la justicia realmente funcionara, “Iván Arias sería el primero en enfrentar un proceso judicial”.
Chain concluyó que, debido a su cuestionada administración, cualquier candidato que lo acepte como aliado en las elecciones de 2025 sufrirá una gran derrota en La Paz, ya que Arias “se ha convertido en un símbolo de corrupción, falta de transparencia e ineptitud administrativa”.